10 jul 2007

Shinigami no ballad

¿Qué ocurre cuando morimos? Quizá nada, quizá vaguemos cuan espíritu por el mundo, quizá vayamos al paraíso…O puede que una shinigami haga de enlace entre la segunda posibilidad y la tercera. Y esto nos lleva a la cuestión que nos plantea Shinigami no ballad: ¿Cómo serán las emociones, acciones y sentimientos de una diosa de la muerte? La respuesta es más sencilla de lo que cabría esperar; y es que estas serán tan variables como pudieran ser las de cualquier trabajador mientras realiza su oficio. Algunos harán solo su trabajo y se pirarán, y otros se implicarán al máximo en sus tareas. Este sería el caso de Momo, una shinigami de pelo blanco que siempre acompañada por su sarcástico gato Daniel y portando una guadaña en la mano derecha, se encarga tanto de enviar al edén a las almas de los fallecidos que están a su cargo…Como de ayudar a aquellas vivas que tendrá que guiar al más allá en su día, para que hasta ese momento su vida sea lo más plena posible. Para ello empleará todos los recursos mágicos o no que estén en su mano, y a pesar de los quejidos de su acompañante felino, perseverará lo que sea necesario para colaborar en la consecución de las metas de esas personas.

Con estas premisas se presenta Shinigami no ballad, una mini serie de 6 ovas (2 horas de duración) que nos plantea otra visión de los shinigamis menos encauzada hacia la acción que la habitual de otras series como pueda ser Bleach, ahondando más en el aspecto lírico-emocional de la narración, al presentarnos a una diosa de la muerte que si bien puede intimidar con su guadaña y su fría mirada en un principio, luego resulta enternecedora de ver cuando se emociona con las alegrías y decepciones de sus “almas protegidas”, y se desvive por el bienestar de estas. Será este peculiar ente divino el motor de los diferentes, aunque interrelacionados, argumentos de la serie, puesto que aunque sus apariciones sean inferiores temporalmente hablando a las de los protagonistas de cada historia, las acciones de estos vienen en cierta parte motivadas y condicionadas por la voluntad altruista de Momo y las sutiles intervenciones que realizará en sus vidas.
Por desgracia, este bonito y original argumento cuenta con algunos defectos que impiden que la serie desarrolle quizá todo el potencial que se le presupone en un principio. Los más reseñables son, primero, la excesiva irregularidad que muestra, siendo algunos capítulos mucho más interesantes que otros, lo cual al ser una serie tan corta destaca en demasía; y el otro es el ritmo de la misma, el cual es muy pausado, aspecto que si bien no es negativo per se, sí que tiende a hacer el anime aburrido en según que momento para algunos espectadores. En cuanto al apartado técnico, el dibujo es bastante bueno, sin tener ningún momento de excelencia, pero tampoco ninguna “bajada de pistón”. La banda sonora cumple, aunque quizá se eche en falta más música a lo largo de la serie. Donde sí que no se puede puntuar más allá del suspenso es en el opening y el ending, siendo muy aburridos ambos, con una horrible elección musical el primero, y una falta de imágenes escandalosa en el segundo, sin ser musicalmente tampoco ninguna maravilla.

Así llegamos al final de la sinopsis, en el que cabe decir a modo de resumen, que se trata de un anime cortito en el cual merece la pena detenerse, puesto que si los defectos nos empañan sus bienes argumentales, solo habremos empleado dos horas en él, mientras que si no es así, nos encontraremos con momentos muy emotivos, un planteamiento original, y nos dejará al final de su visionado con un halo de optimismo, de esos que nunca vienen de más,¿no?

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